The route has now proved to be a lucrative business for people smugglers, who charge €1,000 for organised trips and a €300 (£240) transit toll for anyone hoping to jump the fence alone. Those paying the full amount are organised into military-style formations of 20 and armed with marbles, slingshots and sticks to fight back against Hungarian border guards sent to stop them. First, a ladder is thrown up against the fence on the Serbian side of the border, and a smuggler, armed with a gun, often a Glock handgun or a Kalashnikov rifle, climbs into position to guard the crossing. Smugglers open fire Border guard Csaba Balasz, a commanding officer, said the smugglers often fire their weapons in the air to warn off police and signal the start of the next stage of operation. Last month, in a sign of an escalation in the violence, a vehicle belonging to a joint patrol of Hungarian and Serbian officers was directly fired at.

La ruta ha demostrado ser ahora un negocio lucrativo para los traficantes de personas, que cobran 1.000 euros por viajes organizados y un peaje de tránsito de 300 euros (240 libras esterlinas) a cualquiera que desee saltar la valla solo. Aquellos que pagan el importe total están organizados en formaciones de estilo militar de 20 personas y armados con canicas, tirachinas y palos para luchar contra los guardias fronterizos húngaros enviados para detenerlos. Primero, se coloca una escalera contra la valla en el lado serbio de la frontera, y un contrabandista, armado con una pistola, a menudo una pistola Glock o un rifle Kalashnikov, sube a su posición para vigilar el cruce. Los contrabandistas abren fuego El guardia fronterizo Csaba Balasz, un oficial al mando, dijo que los contrabandistas a menudo disparan sus armas al aire para advertir a la policía y señalar el inicio de la siguiente etapa de la operación. El mes pasado, en una señal de una escalada de la violencia, un vehículo perteneciente a una patrulla conjunta de oficiales húngaros y serbios fue atacado directamente.