In an article he’s written for the latest Radio Times, Jon Plowman – a former BBC executive and producer of the classic 1990s sitcom Absolutely Fabulous – denies that “political correctness is killing comedy”. Yet, as the politically correct so often do these days, he then adds: “Some things are never funny – like punching down. Comedy should always punch up.” In other words, he appears to be saying: comedy should only invite us to laugh at the privileged and powerful, never the weak and powerless. It’s bad enough when some know-nothing, sanctimonious student parrots this mindless progressive cliché. But when a senior comedy figure seems to join in – especially one of Mr Plowman’s exceptional pedigree – it’s downright baffling. Because, if you spend even a moment thinking about it, it’s patently untrue. The truth is that, contrary to the above piece of fashionable received wisdom, many of our greatest and most beloved comedies are full of “punching down”. To take one obvious example: Blackadder. Just look at the relationship between its two leading characters. Edmund is Baldrick’s clear social superior. Baldrick, after all, is penniless, lower-class, and plainly has severe learning difficulties (see, for instance, the scene from Blackadder II in which he proves incapable of grasping that 2+2=4). Yet Edmund mocks him mercilessly for being stupid and poor. And how do viewers respond? By laughing their heads off. This blatant “punching down” doesn’t upset them in the least. They love Edmund’s savage putdowns of his lowly, illiterate, impoverished dogsbody. Just as they love the “punching down” in Fawlty Towers (Basil’s bullying of his minion Manuel for being a stupid, useless foreigner). And Father Ted (which invited us to laugh at Dougal, whose learning difficulties are even more severe than Baldrick’s). And Harry Enfield & Chums (which invited us to laugh at Wayne and Waynetta Slob for being thick, fat, vulgar, workshy, council estate scroungers who give cigarettes to their newborn baby)…

En un artículo que escribió para el último Radio Times, Jon Plowman –ex ejecutivo de la BBC y productor de la comedia clásica de los años 90 Absolutely Fabulous– niega que “la corrección política esté acabando con la comedia”. Sin embargo, como suelen hacer los políticamente correctos en estos días, luego agrega: “Algunas cosas nunca son divertidas, como golpear. La comedia siempre debe impactar”. En otras palabras, parece decir: la comedia sólo debe invitarnos a reírnos de los privilegiados y poderosos, nunca de los débiles e impotentes. Ya es bastante malo que algún estudiante mojigato y que no sabe nada repita como un loro este estúpido cliché progresista. Pero cuando una figura importante de la comedia parece unirse, especialmente una del excepcional pedigrí de Plowman, es francamente desconcertante. Porque, si dedicas aunque sea un momento a pensar en ello, es evidente que no es cierto. La verdad es que, contrariamente a la sabiduría popular de moda mencionada anteriormente, muchas de nuestras comedias más grandes y queridas están llenas de "golpes". Por poner un ejemplo obvio: Blackadder. Basta mirar la relación entre sus dos personajes principales. Edmund es el claro superior social de Baldrick.Baldrick, después de todo, no tiene un centavo, es de clase baja y claramente tiene graves dificultades de aprendizaje (ver, por ejemplo, la escena de Blackadder II en la que se muestra incapaz de comprender que 2+2=4). Sin embargo, Edmund se burla de él sin piedad por ser estúpido y pobre. ¿Y cómo responden los espectadores? Riéndose a carcajadas. Este flagrante “golpe” no les molesta en lo más mínimo. Les encantan los salvajes desprecios de Edmund hacia su humilde, analfabeto y empobrecido cuerpo de perro. Así como les encantan los “golpes” en Fawlty Towers (el acoso de Basil a su secuaz Manuel por ser un extranjero estúpido e inútil). Y el padre Ted (quien nos invitó a reírnos de Dougal, cuyas dificultades de aprendizaje son incluso más graves que las de Baldrick). Y Harry Enfield & Chums (que nos invitó a reírnos de Wayne y Waynetta Slob por ser tontos, gordos, vulgares, trabajadores, gorrones de propiedades municipales que le dan cigarrillos a su bebé recién nacido)…