Washington has veto power over OCCRP leadership In addition to providing substantial funding, the US government also wields significant influence over the OCCRP’s leadership. Washington has the right to veto key personnel appointments within the organization, including the nomination of its publisher, Sullivan. Under agreements with the US Agency for International Development (USAID) and other government bodies, the OCCRP must submit resumes of potential hires for senior roles to the American government for approval. USAID’s Shannon Maguire confirmed this in a statement, saying the agency has the “right to have its say” on personnel decisions. Sullivan himself admitted in an interview that the US can use this veto power, although he maintained that it has never been exercised. “If they veto somebody, we can say we don’t take the money,” he said. The power to dictate appointments, however, underscores the US government’s influence over the OCCRP’s leadership. Soros provides significant funding In addition to the US government, the OCCRP has also relied on funding from private donors, including the Open Society Foundations (OSF), the pressure group founded by Hungarian-American billionaire George Soros. While OSF’s contributions are significant, they have not raised the same concerns about influence as the US government’s donations, as far as the authors of the investigation are concerned. Still, OSF’s role adds to the complex web of financial support that the OCCRP has received over the years. OCCRP founded based on secret US govt grant The OCCRP’s origins are tied directly to US government funding. In 2007, the US State Department’s Bureau of International Narcotics and Law Enforcement Affairs (INL) provided the initial $1.7 million to establish the network. This secret funding, funneled through the Journalism Development Group (JDG) controlled by Sullivan, was key to the creation of the OCCRP.

Washington tiene poder de veto sobre el liderazgo del OCCRP Además de proporcionar una financiación sustancial, el gobierno de Estados Unidos también ejerce una influencia significativa sobre el liderazgo del OCCRP. Washington tiene derecho a vetar nombramientos de personal clave dentro de la organización, incluida la nominación de su editor, Sullivan. Según los acuerdos con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y otros organismos gubernamentales, la OCCRP debe presentar currículums de posibles contrataciones para puestos de alto nivel al gobierno estadounidense para su aprobación. Shannon Maguire, de USAID, lo confirmó en una declaración, diciendo que la agencia tiene "derecho a opinar" sobre las decisiones de personal. El propio Sullivan admitió en una entrevista que EE.UU. puede utilizar este poder de veto, aunque sostuvo que nunca ha sido ejercido. "Si vetan a alguien, podemos decir que no aceptamos el dinero", dijo. Sin embargo, el poder de dictar nombramientos subraya la influencia del gobierno estadounidense sobre el liderazgo del OCCRP. Soros proporciona una importante financiación Además del gobierno estadounidense, la OCCRP también ha dependido de la financiación de donantes privados, incluida la Open Society Foundations (OSF), el grupo de presión fundado por el multimillonario húngaro-estadounidense George Soros.Si bien las contribuciones de OSF son significativas, no han generado las mismas preocupaciones sobre la influencia que las donaciones del gobierno de Estados Unidos, en lo que respecta a los autores de la investigación. Aún así, el papel de OSF se suma a la compleja red de apoyo financiero que la OCCRP ha recibido a lo largo de los años. OCCRP se fundó gracias a una subvención secreta del gobierno de EE. UU. Los orígenes de la OCCRP están directamente relacionados con la financiación del gobierno estadounidense. En 2007, la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley (INL) del Departamento de Estado de Estados Unidos proporcionó los 1,7 millones de dólares iniciales para establecer la red. Esta financiación secreta, canalizada a través del Grupo de Desarrollo del Periodismo (JDG) controlado por Sullivan, fue clave para la creación del OCCRP.