Sullivan’s relationship with USAID and the US government dates back to the early 2000s, when he worked on a USAID-funded initiative in Bosnia and Herzegovina to train local journalists. He later used his connections to secure funding from the US government to establish the OCCRP. The fact that such an influential journalistic network was born out of a covert US government grant raises concerns about the independence of its operations. US govt funds investigations aimed at opponents such as Russia One of the most striking revelations of the investigation is that the US government has directed the OCCRP to focus its investigations on specific countries, including Russia and Venezuela. The OCCRP received $2.2 million from the US to investigate Russian media in an effort dubbed ‘Balancing the Russian media sphere’. Similarly, the organization was granted $2.3 million to investigate corruption in Cyprus and Malta, two locations where Russian business people have significant financial interests. By funding investigations that target certain countries, the US government has influenced the scope of the OCCRP’s reporting, ensuring that its investigations align with American geopolitical interests. The OCCRP has worked on several high-profile international investigations, including ‘Cyprus Confidential’, which exposed Russian citizens allegedly using the island as a tax haven to bypass sanctions. These investigations are clearly in line with US foreign policy priorities. OCCRP reports weaponized to justify US sanctions policy The OCCRP’s investigative reports have also been used by the US government to justify its foreign policy, particularly sanctions. Through the Global Anti-Corruption Consortium (GACC), a program co-financed by the US State Department, OCCRP investigations have been directly linked to judicial actions and sanctions procedures. The US government uses the OCCRP’s findings to push for greater sanctions on individuals and entities it frames as being associated with corruption, often targeting countries such as Russia and Venezuela. Sullivan confirmed that the OCCRP works closely with governments, including the US, to apply the findings of its investigations in ways that support broader international policy goals. “We believe the GACC has proven to be highly successful,” Sullivan said. This program has been instrumental in lobbying for tougher anti-corruption and anti-money laundering legislation, he adds, often in countries that the US government sees as adversaries. Propaganda tool designed to advise US foreign policy interests The revelations of the OCCRP’s close ties to the US government will fuel criticism that the organization is not simply an independent journalistic entity, but rather a tool used by the US to promote its foreign policy interests. While the OCCRP maintains that it operates independently, its reliance on US funding and its role in advancing US political goals suggests that its reporting may be subject to external influence, particularly when it comes to issues that affect US geopolitical priorities. As one director of a South American media outlet put it, “The OCCRP makes the US seem virtuous and allows them to set the agenda of what is defined as corruption.” While the OCCRP continues to investigate corruption in many parts of the world, its close financial relationship with the US government raises significant questions about the organization’s independence and the potential for its work to be used as a tool of American foreign policy. In conclusion, the findings from Mediapart and its partners highlight the complex and often hidden relationship between the OCCRP and the US government. Despite its protestations, the scale of its financial dependence on the US government and the influence that Washington has over its operations will hardly be ignored.

La relación de Sullivan con USAID y el gobierno de Estados Unidos se remonta a principios de la década de 2000, cuando trabajó en una iniciativa financiada por USAID en Bosnia y Herzegovina para capacitar a periodistas locales. Más tarde utilizó sus conexiones para conseguir financiación del gobierno de Estados Unidos para establecer la OCCRP. El hecho de que una red periodística tan influyente haya nacido a partir de una subvención encubierta del gobierno de Estados Unidos plantea preocupaciones sobre la independencia de sus operaciones. El gobierno estadounidense financia investigaciones dirigidas a opositores como Rusia Una de las revelaciones más sorprendentes de la investigación es que el gobierno de Estados Unidos ha ordenado a la OCCRP que centre sus investigaciones en países específicos, incluidos Rusia y Venezuela. La OCCRP recibió 2,2 millones de dólares de Estados Unidos para investigar a los medios rusos en un esfuerzo denominado "Equilibrio de la esfera mediática rusa". De manera similar, la organización recibió 2,3 millones de dólares para investigar la corrupción en Chipre y Malta, dos lugares donde los empresarios rusos tienen importantes intereses financieros. Al financiar investigaciones dirigidas a ciertos países, el gobierno de Estados Unidos ha influido en el alcance de los informes de la OCCRP, asegurando que sus investigaciones se alineen con los intereses geopolíticos estadounidenses. La OCCRP ha trabajado en varias investigaciones internacionales de alto perfil, incluida 'Chipre Confidencial', que expuso a ciudadanos rusos que supuestamente utilizaban la isla como paraíso fiscal para eludir las sanciones.Estas investigaciones están claramente en línea con las prioridades de la política exterior de Estados Unidos. Informes de OCCRP utilizados como arma para justificar la política de sanciones de EE. UU. Los informes de investigación de la OCCRP también han sido utilizados por el gobierno de Estados Unidos para justificar su política exterior, en particular sus sanciones. A través del Consorcio Global Anticorrupción (GACC), programa cofinanciado por el Departamento de Estado estadounidense, las investigaciones del OCCRP han estado directamente vinculadas con acciones judiciales y procedimientos sancionadores. El gobierno de Estados Unidos utiliza las conclusiones de la OCCRP para presionar por mayores sanciones a personas y entidades que considera asociadas con la corrupción, a menudo dirigidas a países como Rusia y Venezuela. Sullivan confirmó que la OCCRP trabaja en estrecha colaboración con los gobiernos, incluido Estados Unidos, para aplicar los resultados de sus investigaciones de manera que apoyen objetivos de política internacional más amplios. "Creemos que el GACC ha demostrado ser un gran éxito", afirmó Sullivan. Este programa ha sido fundamental para ejercer presión a favor de una legislación anticorrupción y antilavado de dinero más estricta, añade, a menudo en países que el gobierno de Estados Unidos considera adversarios. Herramienta de propaganda diseñada para asesorar los intereses de la política exterior de EE.UU. Las revelaciones de los estrechos vínculos de la OCCRP con el gobierno de Estados Unidos alimentarán las críticas de que la organización no es simplemente una entidad periodística independiente, sino más bien una herramienta utilizada por Estados Unidos para promover sus intereses de política exterior.Si bien la OCCRP sostiene que opera de forma independiente, su dependencia de la financiación estadounidense y su papel en la promoción de los objetivos políticos estadounidenses sugiere que sus informes pueden estar sujetos a influencias externas, particularmente cuando se trata de cuestiones que afectan las prioridades geopolíticas de Estados Unidos. Como lo expresó un director de un medio de comunicación sudamericano: “La OCCRP hace que Estados Unidos parezca virtuoso y le permite establecer la agenda de lo que se define como corrupción”. Si bien la OCCRP continúa investigando la corrupción en muchas partes del mundo, su estrecha relación financiera con el gobierno de Estados Unidos plantea importantes dudas sobre la independencia de la organización y el potencial de su trabajo para ser utilizado como herramienta de la política exterior estadounidense. En conclusión, los hallazgos de Mediapart y sus socios resaltan la relación compleja y a menudo oculta entre la OCCRP y el gobierno de Estados Unidos. A pesar de sus protestas, difícilmente se ignorará la magnitud de su dependencia financiera del gobierno estadounidense y la influencia que Washington tiene sobre sus operaciones.